En una entrada anterior hablábamos de campañas publicitarias que lanzan un vídeo, que crean branded content, con la idea de atrapar al usuario en un entorno y llevarlo a otro lugar.

Historias Repsol es una campaña lanzada en octubre de 2016 que nos presenta vídeos, de aspecto costumbrista, en los que hacer una parada en una estación de servicio Repsol cambia la dinámica, nos alegra el día, nos hace darnos cuenta de la suerte que tenemos.

Los vídeos, dirigidos por Gracia Querejeta, muestran situaciones cotidianas, como llevar al equipo de tu hijo al fútbol (La historia del San Fernando Fútbol Club), o volver de viaje con tu padre (La historia de Pablo). Y lanzado por estos vídeos, que aparecen simultáneamente en Youtube y televisión, aparace un portal, historias.repsol.com, que invita a compartir nuestra historia Repsol: Un hashtag en twitter, o la posibilidad de subir vídeos al site (de tipo blog)

Si pinchamos en el enlace al sitio que pretende aglutinar las historias, recoger la participación de la audiencia de esos vídeos, nuestro navegador nos indica que el sitio web no está disponible.

Han pasado sólo 18 meses, y ya no se puede acceder al sitio. Comparemos con la campaña del Sabadell que comentábamos en el post anterior. El sitio principal ya no está disponible, pero existe aún un site que nos habla de esa campaña de 2011. ¿Qué ha pasado?.

En primer lugar, habría que incidir en la diferencia principal entre campañas: Repsol pide a los ciudadanos colaboración, mientras que la campaña Sabadell no pide ningún tipo de interacción.

El contenido también es diferente. Personajes a los que se les supone un discurso interesante, hablando de cómo creen que será el futuro, frente a la recreación de situaciones reales. Mostrarnos referentes frente a buscar empatía, reconocernos en los protagonistas. Nada que ver, por ejemplo, con el futuro distópico que nos muestra la campaña del Santander.

Por último, aunque vinculado al contenido, el tono de los vídeos es completamente diferente. La decisión estética, algo arriesgada, de las entrevistas en blanco y negro genera un imagen fácil de identificar. Los vídeos de Repsol, buscando esa cercanía que nos permita empatizar, muestran un tono de reportaje.

Ambas cuentan con un gran presupuesto, y una realización de calidad. Sin embargo una perdura en nuestro recuerdo siete años después, mientras que de la otra muchos puede que no hayan oído hablar.

¿Qué pudo fallar?.