Compartimos muchos valores con La Salle y entre ellos nuestra vocación de servicio a la sociedad

Desde 1978, las titulaciones de La Salle Centro Universitario se encuentran adscritas a la Universidad Autónoma de Madrid. Son 45 años otorgando títulos universitarios homologados y oficiales de la UAM a rostros sonrientes de generaciones de graduados que nos recuerdan que en nuestro Campus se forjan vidas llenas de propósito y pasión.

Agradecemos la disposición de Amaya Mendikoetxea Pelayo, Rectora de la Universidad Autónoma de Madrid, para ofrecer esta entrevista a LSNews, el newsletter de La Salle Campus Madrid.

Amaya Mendikoetxea es, en la actualidad, la única mujer rectora de toda la Comunidad de Madrid y la segunda en ocupar este puesto en la UAM.

P: ¿Por qué cree que no hay más mujeres que desempeñen este cargo?

R: Se han dado muchas razones para ello.  Podemos hablar de los techos de cristal y de los suelos pegajosos, metáforas que definen situaciones que se retroalimentan.  La primera se refiere a la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos más altos de la institución y en sus órganos de decisión; no solo hay pocas rectoras; hay también pocas decanas y pocas directoras de departamento en términos comparativos.  Las mujeres hacen mucha gestión en la universidad y son muchas las que son vicerrectoras, vicedecanas o subdirectoras, pero nos sigue costando esa última barrera. Los suelos pegajosos se refieren, por el contrario, a la sobrerrepresentación de mujeres en la parte más baja de la pirámide.

La investigación demuestra que la confianza y la ambición de las mujeres no son inherentemente más bajas que las de los hombres, sino que se ven erosionadas por experiencias en culturas laborales desiguales: el no tener modelos a seguir o recibir un trato diferente al de sus homólogos masculinos termina minando su autoconfianza. Del mismo modo, las mujeres no tienden intrínsecamente a evitar el riesgo; un factor de peso en este sesgo es que se desenvuelven dentro de sistemas que recompensan a los hombres por asumir riesgos, pero castigan a las mujeres por el mismo comportamiento.  Existe todo un sistema institucional y cultural basado en comportamientos y estereotipos sociales que arrastramos desde antiguo, por el que las habilidades y características de las mujeres son más apropiadas para el ámbito privado y las de los hombres para el ámbito público, de modo que la mujer muestra desinterés por ocupar cargos unipersonales como rectora o decana, algo que tenemos tan interiorizado que parecería una elección.

Creo que en ocasiones las mujeres tenemos dificultades para demostrar nuestra valía profesional en muchos ámbitos de nuestra sociedad. Nos cuestionamos demasiado si estamos o no a la altura del reto que queremos afrontar. Es el famoso síndrome de la impostora que aparentemente sufren muchas mujeres de valía incuestionable. Estoy convencida de que hemos avanzado mucho, pero también nos queda camino por recorrer. En el ámbito universitario, el verdadero cambio es precisamente que haya cada vez hay más candidatas a decana o rectora, porque difícilmente podrá haber más rectoras si no hay candidatas.  Son muchas las universidades en las que por primera vez en toda su historia está habiendo candidatas a rectora. Podrán ser elegidas o no, pero me parece tremendamente significativo ese cambio.

P: ¿Le costó mucho la decisión de “ser candidata”?

R: Una no se despierta un día y piensa: quiero ser rectora de la UAM.  Se trata de algo gradual, a medida que una va ocupando puestos de responsabilidad y se rodea de gente con una visión similar. Ser profesora de la UAM es una parte fundamental de lo que soy. Me siento plenamente identificada con esta institución, con sus valores y aspiraciones, sus actividades y su comunidad universitaria. En este puesto creo que es fundamental la autenticidad y la cercanía, ser fiel a las razones por las que decidiste presentarte, ser fiel a una misma. A la vez es muy importante tener siempre en mente el bien común, que no es la suma de intereses individuales, sino algo mucho más grande. Intento siempre gobernar teniendo en cuenta lo que considero que es mejor para toda la comunidad universitaria, aunque no siempre sea lo más fácil, sobre todo en tiempos como los que nos está tocando vivir de incertidumbre y cambios y en una situación financiera crítica.

P: ¿Qué significa ser la Rectora de una de las principales universidades a nivel nacional e internacional?

R: Siempre he dicho que nadie puede estar lo suficientemente preparado para la responsabilidad que supone un cargo como el de rectora de una universidad como la Autónoma de Madrid. Responsabilidad en lo que se refiere al cumplimiento de mis obligaciones, a la toma de decisiones, al compromiso con la universidad y a actuar de forma correcta para el progreso de la institución y las personas la forman. Una responsabilidad que mira al pasado, al legado que una hereda, pero que se proyecta hacia el futuro. Nada se improvisa.

P: ¿Qué retos se ha propuesto durante su mandato?

R: Presenté mi candidatura con la idea de acometer las reformas necesarias para ser una universidad más moderna, abierta, más sostenible e inclusiva. Aspiro a modernizar la gobernanza de la universidad, haciéndola más transparente y más participativa.  Quizás el reto más importante es el de conectar la sociedad y la universidad; hacer más activa la universidad en la sociedad y más presente la sociedad en la universidad.  Ahí nos jugamos nuestra relevancia como institución.

Dentro de la universidad quiero impulsar tres grandes ejes:  interdisciplinariedad, internacionalización y digitalización.  Muchos de los grandes retos que afrontamos como sociedad, desde el efecto de las fake news en las elecciones democráticas hasta cuál debe ser la regulación jurídica de la inteligencia artificial, se resuelven no solo desde la tecnología, sino desde el Derecho, la Sociología, la Historia o la Lingüística. En definitiva, desde una intensa colaboración entre disciplinas de ciencias y humanidades.

Por otro lado, tenemos el reto de promover la cultura de la internacionalización en la Universidad. Ya somos parte de CIVIS, una alianza de Universidades Europeas, cuyo objetivo es cruzar las barreras culturales, lingüísticas y disciplinares. Pero aquí convivimos personas de nacionalidades y culturas diferentes y ese espíritu internacional debería permeabilizar toda la actividad que realizamos.

Además, ahora tenemos la oportunidad de aprovechar los fondos europeos para sentar las bases de la universidad que queremos. Para ello hemos creado una Comisión de Coordinación de Acciones para los Planes de Recuperación Económica integrada por los Vicerrectores de Planificación y Estrategia Digital, Política Científica, Transferencia, Innovación y Cultura, Compromiso Social y Sostenibilidad, Campus e Infraestructura y Gerencia, con el fin de aprovechar de la manera más eficiente posible esos fondos.

Estas primeras semanas de junio, las universidades españolas se llenan de jóvenes estudiantes que presentan la EvAU (Evaluación para el Acceso a la Universidad), también conocida como la Selectividad. La UAM en su sede de Cantoblanco es una de ellas, muchos de los que pasarán por allí harán de ella su próxima casa de estudios.

P: ¿Qué diferencia a la UAM del resto de universidades españolas?  

R: La UAM es hoy un referente en el ámbito nacional e internacional gracias al trabajo y esfuerzo de muchos y tiene que seguir siéndolo y progresar con espíritu constante de superación y mejora. Siento también un inmenso orgullo por todo lo que hemos conseguido como universidad y soy optimista en lo que se refiere a nuestro futuro; estoy convencida de que sabremos superar los retos y aprovechar las oportunidades que tenemos por delante.

La Universidad Autónoma de Madrid nació como parte de un proyecto de Estado, para incorporar la investigación en un sistema en el que primaba la formación de profesionales y funcionarios civiles.  Esa fuerte impronta investigadora ha sido y sigue siendo una seña de identidad y de diferenciación de la UAM.

“La ausencia de una financiación basal para la investigación en las universidades y la proliferación de centros y organismos de investigación a nivel regional y nacional hace que tengamos que esforzarnos mucho para seguir ocupando una posición de liderazgo en investigación dentro del Sistema Universitario Español (SUE).  Pero no cabe duda de que quienes estudian en la UAM lo hacen de la mano de relevantes investigadores que no solo ‘transmiten’ saber, sino que lo están generando aquí mismo, en nuestro campus y en los centros mixtos que compartimos con el CSIC”, nos explica con mucho orgullo Amaya Mendikoetxea.

Para finalizar, tenemos que destacar la relación que durante 45 años han desarrollado la UAM y nuestro Centro Universitario, ambas instituciones han puesto lo mejor de sí para lograr una excelencia académica en cada titulación ofrecida.

P: ¿Cómo podemos seguir potenciando la conexión entre la UAM y La Salle Centro Universitario?

Toda relación, también entre instituciones, se basa en el conocimiento, la confianza y el compromiso y es en esa senda en la que tenemos que seguir avanzando para fortalecer la relación entre la UAM y sus centros adscritos.  Compartimos muchos valores con La Salle y entre ellos nuestra vocación de servicio a la sociedad.

Nuestra relación se ha ido consolidando a lo largo de los años en los que ha estado vigente el convenio de adscripción del Centro a la UAM para la impartición de títulos oficiales y títulos propios de la UAM y creo que debemos seguir potenciando esa relación, promoviendo una enseñanza de calidad y que dé respuesta a las demandas cambiantes de la sociedad.